• marzo 18, 2024

El universo de Arlt reabrió el San Martín a partir de "La Farsa de los Ausentes"

“La farsa de los ausentes”, con Daniel Fanego y Roberto Carnaghi, realizada a partir de “El desierto entra en la ciudad”, obra en la que Roberto Arlt trabajaba al morir, con dirección de Pompeyo Audivert, también a cargo de la versión de gran impacto visual, se estrenó anoche en la sala Martín Coronado, para inaugurar la grilla de funciones del Teatro San Martín.

Arlt, el gran escritor argentino, uno de los ejes temáticos de la programación del renovado espacio, como dramaturgo trabajó casi solamente para el Teatro del Pueblo en puestas que dirigía Leónidas Barletta, mientras procuraba imponer un sello pedagógico y realista al estallido poético de los textos del autor de “El juguete rabioso”.

“El desierto llega a la ciudad” (1942) no es una de sus piezas más representadas, el texto estaba en proceso de construcción con acotaciones al margen y enmiendas, cuando el creador de “Los siete locos”, falleció el 26 de julio de 1942, y fue publicado un año después.

Ese universo lúgubre artliano, que entrevera presagios de muerte con visiones apocalípticas del futuro, está recreado desde una oscura belleza, y reedita la dicotomía civilización/barbarie mediante la oposición del par desierto/ciudad en clave existencial, con toques de humor absurdo, en una adaptación para un elenco de 23 actores.

Una suerte de corte de los milagros de invitados a un banquete que nunca prueban y repiten sus secuencias de conductas en hipnótica caravana tras las órdenes de su líder Julio César son los personajes de la trama que todo el tiempo se preguntan por el lugar que les otorga el despótico amo de sus destinos.

Arlt se despega del realismo y centra la narración en la máquina -no en el dispositivo- de la historia, capaz de repetir como si fuera natural cierta lógica que insiste en la miseria de muchos para que pocos puedan hacerse de todo.

La puesta logra transmitir, gracias a movimientos casi coreografiados del elenco, la opresión del eterno desfile circense que encuentra su orden en la repetición y quien se arriesga a introducir una mínima diferencia en la letanía paga con la muerte.

“La farsa de los ausentes” ofrece muy buenas actuaciones, una puesta por momentos excesiva donde el diálogo del texto con el presente puede sonar forzado, en medio de un acertado despliegue de los recursos técnicos de la flamante sala Martín Coronado.

Las fotografías del velorio de Arlt muestran un ataúd demasiado grande, que había sido armado en su dormitorio y hubo que sacar el cadáver por la ventana con poleas, imagen que le sirvió a Ricardo Piglia, crítico y escritor, para hablar del lugar de este autor en el imaginario cultural argentino, metáfora que la obra estrenada ayer logra transmitir a los espectadores y llevarlos a cierto borde donde las preguntas formuladas no encuentran su respuesta.

Desde la bandeja del pullman, luego de los aplausos finales, un grupo de jóvenes de la Escuela Metropolitana de Arte Dramático arrojó volantes exigiendo al gobierno porteño la recuperación de la sala Alberdi cerrada en 2010 y la efectivización de la beca Podestá y fueron aplaudidos por la concurrencia.

“La farsa de los ausentes” recorre durante dos horas la geografía existencial de Arlt, con excesos, trabajos impecables y una dirección precisa.

Daniel Fanego, Roberto Carnaghi, Juan Palomino, Ivana Zacharski, Carlos Kaspar, Santiago Ríos, Mosquito Sancineto, Andrés Mangone y Pablo De Nito lideran el elenco, donde también se luce el músico Claudio Peña.

Las funciones se realizarán de miércoles a sábados a las 20.30 y los domingos a las 20.

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