La Policía atrapó a un estafador que operaba con criptomonedas

Un estafador que operaba desde el anonimato virtual cayó tras meses de investigación. Vendía productos importados a través de páginas clonadas, prometía entregas que nunca llegaban y recibió pagos por más de 10 millones de pesos.

Fue detenido por la Policía de la Ciudad tras ser rastreado mediante movimientos de criptomonedas.

“Lo más grave es que usaba plataformas de inversión digital para lavar el dinero y dificultar su rastreo. Su modus operandi estaba cuidadosamente diseñado para engañar a decenas de personas sin dejar rastros inmediatos”, señaló una fuente cercana a la investigación.

La División de Investigaciones Tecnológicas Especiales, dependiente de la Superintendencia de Lucha contra el Cibercrimen, fue clave en desarticular una maniobra delictiva que dejó al menos 193 damnificados.

Todo comenzó en enero de este año, cuando una denuncia ingresada a la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (UFECI), a cargo del fiscal Horacio Azzolin, alertó sobre una posible red de estafas a través de internet.

El acusado había montado un sofisticado esquema en el que replicaba páginas web de venta de productos importados.

Estas plataformas digitales presentaban una estética profesional y ofrecían bienes electrónicos y de lujo a precios tentadores, una estrategia común para captar compradores desprevenidos.

Sin embargo, una vez realizado el pago —en muchos casos a través de transferencias y criptomonedas— los productos jamás eran entregados.

Durante la investigación, los peritos rastrearon la ruta digital del sospechoso. Tras un minucioso análisis, lograron ubicar su domicilio.

Allí, con la orden judicial en mano, la Policía de la Ciudad allanó el lugar y encontró una gran cantidad de elementos de interés para la causa: varios dispositivos electrónicos, relojes de alta gama, tarjetas de crédito y débito de múltiples entidades, además de documentación falsa.

Uno de los hallazgos más relevantes fue la detección de una cuenta activa en Binance, una de las plataformas de intercambio de criptomonedas más usadas a nivel global.

Gracias a la colaboración con la empresa y a través de herramientas forenses digitales, los fondos fueron congelados y los tokens secuestrados para evitar que el dinero siguiera circulando o fuera transferido a otras billeteras virtuales.

Según los primeros datos, el perjuicio económico causado asciende a los 10 millones de pesos, aunque no se descarta que el número aumente a medida que más víctimas se presenten ante la Justicia.

Los damnificados, que realizaron pagos convencidos de que estaban comprando celulares, computadoras, cámaras o relojes inteligentes, comenzaron a denunciar cuando las demoras superaban los plazos prometidos y las páginas desaparecían o bloqueaban la posibilidad de reclamo.

Este tipo de delitos, que combinan ingeniería social y tecnología, se han incrementado notablemente en los últimos años.

Desde la UFECI señalan que los fraudes digitales vinculados al uso de criptomonedas representan un nuevo desafío para las fuerzas de seguridad y el sistema judicial. “La dificultad no está solo en atrapar a los delincuentes, sino en recuperar el dinero, ya que muchas veces está diversificado en plataformas de difícil acceso o transferido entre billeteras que escapan a la regulación”, explicaron desde el organismo.

También se detalló que el acusado tenía antecedentes por maniobras similares, aunque en esta ocasión logró escalar su actividad al nivel de una estafa masiva gracias al uso de herramientas tecnológicas y una infraestructura digital que incluyó servidores en el extranjero y servicios de enmascaramiento de IP para ocultar su ubicación real.

En el domicilio allanado, además, se secuestró material que está siendo analizado por peritos informáticos, con la expectativa de encontrar información adicional sobre otros posibles cómplices o nuevas víctimas.

Todo indica que el sospechoso no actuaba solo y que podría haber una red detrás, encargada de tareas como el diseño de los sitios, el cobro de los pagos o la atención al cliente.

La causa avanza ahora en el fuero penal con el imputado ya detenido y a disposición de la Justicia, mientras se evalúa su imputación formal por estafa reiterada, lavado de activos y asociación ilícita, delitos que podrían llevarlo a enfrentar una pena importante.

Las autoridades insisten en la necesidad de tomar recaudos al momento de realizar compras online, sobre todo en sitios poco conocidos o que no cuentan con medios de pago seguros.

También recomiendan desconfiar de las ofertas demasiado convenientes y verificar la autenticidad de los portales web, comparando los dominios y revisando si hay reclamos previos de otros usuarios.

Como periodista, estas historias me resultan inquietantes no solo por el daño económico que provocan, sino por la creciente sofisticación con la que se ejecutan. Cada vez que damos clic en una compra, confiamos.

Pero esa confianza, si no va acompañada de prevención, puede convertirse en la puerta de entrada para una estafa. La Justicia avanza, pero el verdadero desafío está en frenar el delito antes de que ocurra.

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