Criadero reincidente en Villa Devoto, imputan al responsable

Una serie de allanamientos liderados por la Policía de la Ciudad permitió desarticular dos criaderos clandestinos en Caballito y Villa Devoto, donde decenas de animales vivían en condiciones infrahumanas.

En total, fueron rescatados 50 animales, entre ellos perros mutilados para que no pudieran ladrar. El caso expone una vez más el drama oculto del maltrato animal en plena Ciudad de Buenos Aires.

Lo que encontramos es de una crueldad intolerable. Animales encerrados, enfermos, y dos perros con las cuerdas vocales cortadas.

Estamos frente a delitos graves que deben tener consecuencias, expresó un investigador del Ministerio Público Fiscal que participó de los operativos.

Los operativos se llevaron a cabo tras reiteradas denuncias de vecinos que alertaron sobre situaciones sospechosas en viviendas particulares de los barrios de Caballito y Villa Devoto.

En ambos casos, los animales eran mantenidos en condiciones deplorables, sin acceso a higiene, agua limpia ni cuidados veterinarios.

El primer allanamiento se efectuó en una vivienda de la avenida Rivadavia al 6000, en Caballito, donde se hallaron 42 gatos y dos perros de raza Pitbull en un claro estado de hacinamiento.

Los efectivos de la División Canes de la Policía de la Ciudad, en coordinación con el Cuerpo de Investigaciones Judiciales (CIJ), la Agencia de Protección Ambiental (APRA), la Dirección General de Control Ambiental (DGCONTA) y la Agencia Gubernamental de Control (AGC), constataron graves faltas en cuanto a bienestar animal.

La investigación fue coordinada por la Fiscalía Penal, Contravencional y de Faltas N°25, a cargo del Dr. Néstor Maragliano, y el allanamiento autorizado por el Juzgado N°1 de la Ciudad, a cargo del Dr. Rodolfo Ariza Clerici.

Durante el procedimiento, se labraron actas por maltrato animal y por no cumplir con la inscripción en el registro de perros potencialmente peligrosos, una normativa específica que regula la tenencia de razas como el Pitbull.

Todos los animales fueron rescatados y trasladados a hogares de tránsito y adoptantes, en un operativo que involucró a organizaciones de protección animal y voluntarios.

El segundo allanamiento tuvo lugar en Villa Devoto, sobre la calle Llavallol al 5400, donde se desbarató un criadero ilegal reincidente, esta vez con el trabajo articulado de la Unidad Fiscal Especializada en Materia Ambiental (UFEMA), conducida por el Dr. Carlos Fel Rolero Santurián, y el Juzgado Penal, Contravencional y de Faltas N°11, a cargo del Dr. Julio Rebequi.

Allí, los efectivos de la División Delitos Ambientales descubrieron seis perros de raza Wire Fox Terrier enjaulados, algunos de ellos víctimas de una práctica brutal conocida como cordectomía: el corte de las cuerdas vocales para que los animales no ladren y evitar así que los vecinos detecten el criadero.

Esta técnica, común en criaderos ilegales, es considerada un acto de crueldad extrema por las asociaciones veterinarias y de defensa animal.

El responsable del criadero fue imputado por infringir la Ley Nacional N°14.346 de Protección Animal, que contempla penas de prisión de hasta un año por actos de maltrato y crueldad.

También se le imputó una infracción al artículo 206 del Código Penal por la reincidencia y la peligrosidad de las condiciones en las que mantenía a los animales.

Según datos del Observatorio de Maltrato Animal de la Ciudad de Buenos Aires, en el último año se registraron más de 500 denuncias por casos similares.

Muchos de estos criaderos clandestinos operan en domicilios particulares y venden animales en redes sociales o ferias informales, sin control veterinario ni documentación legal.

Desde el Ministerio Público Fiscal recordaron que cualquier vecino que detecte una situación sospechosa puede realizar la denuncia de forma anónima a través de la línea 147, el portal del GCBA o ante la comisaría más cercana.

También se recomienda prestar atención a signos de alerta como ladridos constantes, olores fuertes o movimientos irregulares de animales.

Diversas ONGs celebraron el accionar policial y judicial, pero advirtieron sobre la necesidad de reforzar los controles preventivos y endurecer las penas por maltrato animal.

Mientras sigan existiendo criaderos ilegales que lucran con el sufrimiento de seres vivos, estas historias se van a seguir repitiendo.

Necesitamos un cambio profundo en la legislación y en la conciencia social, señaló una voluntaria de una organización proteccionista que colaboró con los traslados.

Como cronista y vecino, no puedo evitar sentir la indignación que genera el ver cómo, en plena ciudad, se puede esconder tanta crueldad detrás de una puerta cerrada.

Estos operativos fueron una victoria, sí, pero también una alarma: todavía hay mucho por hacer para garantizar que los animales no sean tratados como mercancía.

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