Con una inversión de US$1.350 millones, comienza la obra pública más grande del país

La Ciudad de Buenos Aires dio un paso histórico en materia de infraestructura: lanzó la licitación pública nacional e internacional para construir la nueva Línea F de subte, que unirá Barracas con Palermo y se convertirá en la obra de transporte más importante del país en los próximos años.

Con una inversión estimada de US$1.350 millones, el proyecto promete transformar la movilidad porteña y metropolitana.

“Hoy damos un paso histórico con la Línea F. Es un orgullo que podamos encarar la obra de infraestructura urbana más grande del país”, expresó el jefe de Gobierno Jorge Macri, al presentar el llamado a licitación.

“La construcción de esta línea es un gran salto de calidad en la transformación que estamos haciendo, como lo hicimos con el Metrobus y el Paseo del Bajo”, agregó.

La futura Línea F recorrerá 9,8 kilómetros y conectará zonas clave del sur y norte de la ciudad: Barracas, Constitución, San Cristóbal, Monserrat, San Nicolás, Recoleta y Palermo.

Será la primera vez que la red de subtes llegue a Barracas, un hito largamente esperado por los vecinos del sur.

Tendrá 12 estaciones: Brandsen, Constitución, Cochabamba, Chile, Congreso, Corrientes, Santa Fe/Pizzurno, Recoleta, Pueyrredón/Hospital Rivadavia, Parque Las Heras/Coronel Díaz, Plaza Italia/Ecoparque y Pacífico. Cada una contará con tecnología de punta en seguridad, ventilación y accesibilidad.

Su recorrido permitirá combinar con todas las líneas existentes —A, B, C, D, E y H— y con los principales ferrocarriles, como el Roca en Constitución y el San Martín en Palermo. Esta integración apunta a descongestionar la Línea C, una de las más saturadas, y mejorar la movilidad transversal en la Ciudad.

El proyecto no sólo apunta a sumar kilómetros de túneles, sino a modernizar la experiencia de viaje. La Línea F será totalmente accesible, contará con coches 0 km con aire acondicionado, cámaras de seguridad y sistemas automáticos de señales, reduciendo los tiempos de espera y aumentando la seguridad.

Según estimaciones oficiales, más de 300 mil pasajeros la utilizarán a diario. Además, su trazado busca promover un modelo de transporte más sustentable y equitativo, reduciendo el uso del automóvil y las emisiones de gases contaminantes.

El ministro de Movilidad e Infraestructura, Pablo Bereciartua, destacó el valor histórico de la obra:

“La Línea F será probablemente el legado más importante que le podamos dejar a Buenos Aires en términos de obra pública y movilidad. Vamos a tener una Ciudad más segura y mejor conectada, potenciando la intermodalidad y la centralidad de los barrios para el desarrollo urbano”.

La licitación, impulsada por el Ministerio de Movilidad e Infraestructura, es nacional e internacional, y ya despertó el interés de consorcios locales y extranjeros.

La apertura de sobres se espera para los primeros meses del próximo año, con el inicio de obras previsto para 2026.

El presupuesto de US$1.350 millones la convierte en la obra pública más grande de la Argentina, superando incluso al Paseo del Bajo o al Viaducto San Martín. Será financiada mediante fondos del Gobierno de la Ciudad, créditos multilaterales y posibles asociaciones público-privadas.

Paralelamente, la Ciudad avanza con la renovación de 214 coches para las líneas A, B y C, con una inversión de US$370 millones, y mantiene en marcha el Plan de Renovación Integral de Estaciones, que ya alcanzó a más de 30 paradas de la red.

El arribo del subte a Barracas será una reparación histórica para una zona postergada en materia de transporte público. Se espera que la nueva línea dinamice la economía barrial, atraiga inversiones y mejore la calidad de vida de miles de porteños.

En el norte, la llegada hasta Palermo facilitará la conexión con zonas de alto flujo laboral y educativo, y permitirá equilibrar la demanda del sistema.

La Línea F también aportará a la integración metropolitana, ya que combinará con las principales líneas de trenes que ingresan a la ciudad desde el sur y el oeste.

Esta interconexión facilitará el traslado diario de trabajadores que ingresan desde el conurbano, reduciendo los tiempos de viaje y la congestión vehicular.

La idea de una séptima línea de subte no es nueva. El proyecto original de la Línea F data de 2001, pero nunca había avanzado más allá del plano técnico.

En los últimos 25 años, Buenos Aires no había sumado una nueva línea completa —la última fue la H—, por lo que el anuncio marca un hito en la historia del subte porteño.

Expertos en movilidad urbana coinciden en que la obra “cierra el anillo” de conectividad subterránea y pone a Buenos Aires a la altura de otras grandes capitales.

“El desafío será sostener el ritmo de construcción y garantizar la financiación”, advierten desde el ámbito académico.

Con la Línea F, Buenos Aires vuelve a mirar hacia el futuro. No se trata solo de túneles y estaciones, sino de un cambio estructural en la forma de moverse por la Ciudad, que promete unir barrios, acercar oportunidades y mejorar la calidad de vida de millones de personas.

Si se concreta según lo previsto, la capital argentina sumará una de las redes de subte más completas de la región y una obra que quedará como emblema de una nueva era en el transporte urbano.

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