Políticas públicas para la cultura de la ciudad
Se realizó en la CTA un conversatorio en el que participaron diversos sectores de la cultura para pensar en torno a políticas públicas en la Ciudad de Buenos Aires.
“La propuesta es construir un proyecto cultural que vuelva a concebir a la cultura como un derecho y no como una mercancía o privilegio para pocos. Un proyecto que vuelva a colocar al Estado como garante de ese derecho, que sea democrático, feminista y diverso.
Un proyecto que también sea plural en cuánto a la enorme posibilidades de expresiones culturales que habitan la ciudad toda, que sea geográficamente justo, que no privilegie el norte sobre el sur, que refleje una ciudad y no muchas y desiguales ciudades”, expresó en el inicio de la conversación Matias Gallastegui, secretario de cultura de CTA Capital y referente de la organización El Hormiguero.
Del conversatorio participaron representantes de centros culturales, teatros, cines, milongas, comparsas y murgas, escuelas de arte, académicos y académicas y artistas callejeros.
“Nunca nos involucraron en la comisión del carnaval porteño. Quedamos afuera todas las murgas que venimos de villas casualmente”, sostuvo Nahuel Arrieta de la Casa de Cultura Popular “las 4 murgas del barrio” de la Villa 21-24.
Las representantes del candombe sumaron: “El Candombe no tiene un espacio como si tienen las murgas que es el centro de murgas. Nunca hubo políticas concretas en lo que tiene que ver con el candombe”
Sandra de Movimiento Afro sostuvo: “El racismo estructural que venimos sufriendo es abismal y es cada vez peor”.
“Lo importante es tomar los espacios públicos que son de todas y todos. Nos están cercenado el derecho no solo a la cultura sino también a la calle”, dijo Santiago del Teatro El Mandril, entre varios de los y las representantes que expresaron las problemáticas de cada sector y compartieron estrategias de cara al futuro.
Matias Gallastegui, referente de la organización El Hormiguero agregó al respecto: “Entendemos que cualquier proyecto cultural y política pública que se desarrolle desde el Estado tiene que tener una perspectiva territorial, favorecer la organización comunitaria, en contraposición a este modelo que nos pretende individuales, egoistas, desorganizades, compitiendo y odiando, nosotres entendemos que el florecer de los espacios culturales barriales también es el camino para que la cultura sea un medio que favorezca el encuentro y la organización, la solidaridad, la cooperación, el amor.
Cada espacio cultural es un lugar donde desarrollar una experiencia de vida que vaya prefigurando hoy las formas de relacionarnos que entendemos deben predominar en las sociedad que buscamos construir”