Las personas con mucho Ego viven en una mentira constante
El ego es una fuerza que nos impulsa a alimentarlo con el feedback del exterior, es capaz de distorsionar la percepción de la realidad.
El ego necesita continuamente dar buena imagen ante la sociedad, carece de humildad y cae muy a menudo en el ejercicio de la soberbia.
Ahora bien, también conviene diferenciarlo de ese sentido del “yo” más defensivo, una instancia psíquica donde uno se reconoce y define su propia identidad.
Dejar, por tanto, que nuestro ego afile su reverso más negativo puede sin duda suponer un problema.
El ego según distintos autores
Pocos conceptos resultan tan complejos de definir como el ego. Inmanuel Kant entendió esta dimensión como una entidad donde se incluía cada representación mental que la persona lleva a cabo.
Para Sartre era una parte más de la conciencia, sin embargo, la definición más interesante y conocida es la que nos aportó el psicoanálisis.
Para Sigmund Freud el ego es la representación de la realidad y la razón.
Es quien controla las pulsiones del “ello”, y quien intenta de algún modo, satisfacer los deseos de este último de un modo socialmente apropiado.
Ahora bien, cabe decir que la visión más popular y asociada quizá a esa vertiente algo más negativa y compleja del ego, nos la aporta las filosofías místicas y orientales como el budismo.
Según estas perspectivas, el ego es la fuente del sufrimiento. Tal y como nos explica Eckhart Tolle, a menudo vivimos apegados en exceso a nuestros pensamientos, a nuestras necesidades, y los códigos heredados de nuestra familia y sociedad dando forma a una dimensión falsa y alineada como es el ego.
En este último caso, dicho concepto es como una ilusión, una fantasía que pretende situarse por encima de los demás. Cuando nos encontramos dominados por nuestro ego, la opinión que se tiene de uno mismo está distorsionada, el verdadero “yo” se aleja y conocerse a uno mismo se complica.
El ego necesita creerse superior para disimular su verdadero sentimiento de inferioridad
¿Qué pasa si te dejas dominar por el ego?
Las personas que viven dominadas por el ego están engañadas, se creen superiores y no ven la realidad, es un error de pensamiento que intenta hacer una presentación de cómo le gustaría ser, en vez de como es en realidad.
El ego es además una máscara social, un papel que nos aleja cada vez más de lo que somos de verdad, esta máscara necesita halagos, aprobación de los demás, necesita tener el control de las situaciones y personas, quiere tener el poder porque en lo más profundo de su ser hay temor.
Es como un personaje que se va creando, el ego se aleja de la sencillez y se caracteriza por la complicación, es como una actuación del ideal, una falsa autoestima que se necesita proyectar para que nadie vea la gran inseguridad que se esconde en el interior.
Efectos de vivir apegados al ego
Enfocar una existencia arraigada en el ego, hará que carezcamos de iniciativas por miedo a fracasar, esta dimensión nos sitúa en una zona cómoda y rutinaria donde alimentar al falso “yo” con halagos y aceptación.
El terreno conocido será tu hábito de vida, un sitio donde te aceptan.
No querrás arriesgar en lo desconocido por miedo de recibir rechazos o críticas. Una persona que tiene una autoestima verdadera no tiene miedo a explorar lo desconocido porque las desaprobaciones de los demás las acepta y no le molestan.
Aprovecha para aprender de lo que sale mal, sin dañar su valía personal.
¿Qué pasa si el ego no es alimentado?
Cuando el ego no es alimentado por el exterior, la persona se siente mal. Las emociones pueden experimentar todo tipo de sensaciones negativas, como la timidez, rabia, pena, miedo, etcétera.
Ahí veremos que se trata de una falsa seguridad disfrazada. Cuando la persona recibe críticas, no es aceptada y no se le reconoce es cuando la máscara se cae y nos podemos dar cuenta de que en realidad no somos quiénes nos pensamos.
Según el ego, tu identidad depende de lo que los demás piensen de ti. Por eso es tan importante no dejar que domine tu vida, porque si no serás como una hoja que se mueve al son del viento sobre la base de lo que recibas de la sociedad.
¿Cómo saber si el ego te domina?
Para saber si estás siendo dominado por el ego, es importante someterte a un autoanálisis, en cierta medida, el ego es fundamental para nuestro equilibrio psíquico, pero cuando nos limita en exceso puede suponer un problema para nuestra salud y bienestar psicológico.
Puedes identificar si el ego distorsiona tu realidad a través de las siguientes acciones.
No sales de tu zona de confort, por lo general eres una persona que arriesga poco por el miedo al fracaso y a lo desconocido.
Tienes una falsa autoestima. Implica que te ves a ti mismo diciendo cosas positivas sobre ti que realmente no te crees, necesitas convencer a los demás de tus habilidades, recursos y logros y pides a los demás que te devuelvan esas percepciones.
Así, rellenas esa autoestima que se desinfla rápidamente.
Buscas constantemente aprobación de los demás, de esta forma, te sientes mal cuando no te refuerzan ni reconocen.
Esa necesidad de reconocimiento constante es lo que te define y te impulsa.
Intentas atraer la atención del resto, magnificas o teatralizas tus explicaciones para llamar la atención de los demás.
Además, puedes alardear de posesiones, conocimientos, aspecto físico, etc., y dar tu opinión cuando nadie la ha pedido.
Estás siempre pendiente de la impresión que vas a causar a los demás, esto hace que estés más atento a eso que a la situación en sí.
Estas son sólo algunas de las señales que podemos identificar cuando los diferentes tipos de ego dominan nuestra mente y distorsionan nuestra realidad.
Si te sientes identificado con algunos, lo ideal es buscar soluciones que te permitan salir de esta situación.
¿Cómo dominar al ego y dejar que salga nuestra esencia verdadera?
El ego se desarrolla en forma de protección.
Normalmente nos dejamos dominar por él porque así nos sentimos más seguros ante los ataques. La voz del ego nos confunde y nos aleja de nuestro verdadero ser. Impide que puedas sentir desde el corazón, desde la sencillez de tus emociones.
Es importante que seas capaz de ver que todas las necesidades de aceptación exterior no son más que ilusiones, fantasías que tu ego te ha creado. No necesitas nada de eso para ser feliz, lo único que necesitas es que te sumerjas en la sencillez y humildad.
No pretendas ser más, ni creas que eres menos, porque al final todos somos iguales. Nuestra esencia interior no es tan complicada. Trata de eliminar de tu vida las culpas, las exigencias, el perfeccionismo, la necesidad de ganar o de tener razón, la avaricia…
Opta por el disfrute de las pequeñas cosas, aprecia la belleza de la vida, obséquiate con satisfacciones personales. Estas pueden ser diversión practicando hobbies, cuidado personal, cultivar amistades verdaderas, contacto con la naturaleza, expresión artística…
Tal y como nos revelan desde un estudio llevado a cabo por la Universidad de Southampton, Reino Unido, la práctica del yoga nos ayuda a estar más presentes, conectados con nuestro ser interno para poder así “adelgazar el ego” y cuidar de la propia autoestima. Una práctica saludable con grandes beneficios psicológicos y físicos avalados por la ciencia. Vale la pena intentarlo.
Al final, nos vamos dando cuenta de que el ser humano no es ni tan simple ni tan complicado como creemos o nos hacen creer en un primer momento. Si dejamos de lado los pensamientos, miedos, condicionantes externos que nos paralizan y nos deshumanización, descubriremos nuestra esencia.
Una esencia en la que somos seres sencillamente complejos, que solo desean disfrutar de la existencia en buena compañía, deja que fluya el amor, acéptate tal cual eres y da forma a una vida menos truculenta y enmarañada.
Escucha esa esencia interior desde el relax, todos llevamos dentro a una gran persona que merece mucho la pena, no dejes que el ego te nuble y saque lo peor de ti.