Explosión por fuga de gas sacudió un edificio en Agronomía
Una violenta explosión sacudió este jueves por la tarde el barrio porteño de Agronomía, cuando una fuga de gas generó un potente estallido en un edificio de la esquina de Helguera y Asunción.
El hecho dejó al menos seis personas heridas y sembró el pánico entre los vecinos, muchos de los cuales escucharon la detonación a varias cuadras del lugar.
El estruendo fue impresionante, temblaron las paredes de mi casa y pensé que era una bomba, relató con voz temblorosa una vecina que vive a más de tres cuadras del epicentro de la explosión, ya en la zona de Villa Pueyrredón.
El estallido se produjo pasadas las 15 horas en un departamento del primer piso de un edificio ubicado sobre la esquina de Helguera y Asunción, una zona residencial del barrio de Agronomía.
La causa, según indicó el titular del SAME, Dr. Alberto Crescenti, fue una acumulación de gas en una cocina que derivó en una deflagración.
Aunque no se generó fuego, el impacto fue suficiente para destruir parte de la estructura del primer y segundo piso del edificio, lanzar vidrios a la vereda y desprender rejas y persianas de balcones.
El SAME desplegó un operativo de gran magnitud: enviaron 15 ambulancias al lugar para asistir a los heridos.
Según confirmaron las autoridades sanitarias, seis personas –cuatro hombres y dos mujeres– sufrieron lesiones cortantes y fueron trasladadas sin riesgo de vida a los hospitales Tornú y Zubizarreta. También se asistió a una vecina que sufrió un ataque de pánico a raíz de la magnitud del estallido.
“Fue una situación muy delicada porque no sabíamos si había personas atrapadas entre los escombros”, señaló Crescenti a los medios presentes.
Afortunadamente, no se reportaron víctimas fatales ni heridos de gravedad. Personal del SAME, junto con cuatro dotaciones de Bomberos de la Ciudad, Policía, apoyo aéreo, UAR y los Grupos Especiales de Rescate de Caballito y Saavedra, trabajaron de forma coordinada para evacuar el edificio y asegurar la zona.
Los vecinos describieron momentos de terror. Algunos pensaron que se trataba de un atentado o una explosión de transformador.
“Vi volar vidrios, una persiana rota cayó cerca de donde yo estaba caminando”, contó Marcelo, un vecino que transitaba por la zona y que por segundos se salvó de ser alcanzado por escombros.
El estruendo se sintió a varias cuadras, generando incertidumbre incluso en barrios linderos como Villa del Parque y Villa Pueyrredón. “Estaba en el living y sentí como si algo explotara dentro de mi casa”, dijo una mujer que vive en la calle Tinogasta, a más de cinco cuadras del hecho.
El edificio fue rápidamente evacuado y permanece bajo inspección estructural por parte de profesionales del Gobierno porteño.
La explosión no provocó un incendio posterior, pero el daño estructural en al menos dos pisos obliga a analizar la habitabilidad del inmueble y los riesgos para quienes residían allí.
También se está investigando si hubo fallas en el mantenimiento del sistema de gas del edificio o si se trató de una negligencia individual.
La empresa Metrogas y técnicos del Gobierno de la Ciudad ya trabajan en el peritaje para determinar con precisión las causas.
La Justicia podría intervenir si se comprueba que la pérdida de gas fue provocada por omisión o mal uso de algún artefacto.
Mientras tanto, los residentes del edificio damnificado han sido reubicados temporalmente en casas de familiares o en centros dispuestos por el GCBA.
Estos episodios reabren el debate sobre la necesidad de controles periódicos obligatorios en las instalaciones de gas de los edificios porteños.
Especialistas en seguridad edilicia advierten que muchas construcciones antiguas no cuentan con las revisiones técnicas necesarias o presentan instalaciones obsoletas.
De hecho, un relevamiento realizado en 2023 por la Cámara Argentina de Instaladores de Gas detectó que más del 35% de las viviendas del AMBA tienen conexiones irregulares o anticuadas.
Además, el impacto psicológico que deja una explosión de este tipo en una comunidad no debe subestimarse.
Los ataques de pánico, el miedo a regresar al edificio y la sensación de vulnerabilidad se suman a la pérdida material y el daño estructural.