La Ciudad plantará 650 árboles nativos en el Riachuelo por el Día del Árbol

Buenos Aires celebrará el Día del Árbol con una acción de gran escala: durante agosto se plantarán 650 especies nativas a lo largo del Camino de Sirga del Riachuelo, en una iniciativa que busca no solo forestar la zona, sino también recuperar la biodiversidad perdida y reforzar el rol del Riachuelo como pulmón verde urbano.

Cada árbol que se planta es un compromiso con el futuro y con el ambiente que queremos dejar a las próximas generaciones, remarcaron desde la Agencia de Protección Ambiental (APrA), uno de los organismos a cargo del operativo.

El próximo viernes 29 de agosto, a las 10 de la mañana, se realizará la plantación más significativa dentro del programa, con 500 ejemplares de especies propias de la región: palo amarillo, tamura, timbó colorado e ibapoí.

Todas estas variedades fueron cuidadosamente seleccionadas porque pertenecen al ecosistema original del Riachuelo y cumplen una función clave como refugio para aves, insectos y pequeños mamíferos.

La jornada tendrá como punto de partida la Reserva Ecológica Lago Lugano, donde los participantes recibirán una breve charla sobre la historia ambiental del Riachuelo y la importancia de la biodiversidad urbana.

Posteriormente, los voluntarios se trasladarán a la zona de plantación, donde cada ejemplar será ubicado siguiendo un plan técnico de restauración ecológica.

Durante todo el mes de agosto también se desplegarán tareas complementarias, como limpieza, desmalezamiento y plantaciones menores en distintos tramos del Camino de Sirga.

Estas acciones buscan no solo embellecer el entorno, sino también garantizar la supervivencia de los nuevos árboles, evitando que especies exóticas invasoras los desplacen.

Las especies provienen del vivero del Centro de Información y Formación Ambiental (CIFA), un espacio fundamental ubicado en Villa Soldati que produce y conserva flora nativa de la región bonaerense.

Allí se desarrollan proyectos de investigación, capacitación y producción de plantas que luego se implantan en áreas degradadas de la Ciudad.

Este trabajo, que combina conocimiento científico con compromiso ciudadano, permite crear corredores biológicos y reforzar las poblaciones vegetales que habitan en parques y reservas porteñas.

El Camino de Sirga, además de su valor histórico y social como borde del Riachuelo, cumple un papel estratégico en términos ambientales: actúa como amortiguador de áreas protegidas, en este caso de la Reserva Ecológica Lago Lugano, generando una barrera natural que impide la propagación de especies exóticas.

“No se trata solamente de plantar árboles, sino de restituir el equilibrio natural de un ecosistema que durante décadas fue degradado”, explicaron desde la Subsecretaría de Ambiente.

El operativo involucra a varias áreas de gobierno: la Dirección General de Áreas de Conservación, la Dirección de Control Ambiental, la Dirección de Gobernanza Metropolitana, Tránsito, Limpieza y Participación Ciudadana, que aportan logística y coordinación para que el despliegue tenga impacto real y sostenido en el tiempo.

El Día del Árbol tiene una larga tradición en Argentina. Se celebra desde 1900, por iniciativa del doctor Estanislao Zeballos, con el objetivo de concientizar sobre la necesidad de proteger los árboles y promover políticas activas de forestación.

Más de un siglo después, la fecha cobra un sentido renovado en un contexto de crisis climática y desafíos urbanos: en la Ciudad de Buenos Aires, donde los espacios verdes son limitados, cada nueva plantación representa un aporte fundamental a la calidad del aire, a la reducción de islas de calor y a la recreación de corredores biológicos.

No es menor el valor simbólico de plantar junto al Riachuelo, un curso de agua que durante décadas fue sinónimo de contaminación y abandono, pero que en los últimos años ha comenzado un proceso de recuperación ambiental.

En este sentido, el avance de la forestación en el Camino de Sirga es un paso más hacia un Riachuelo integrado al paisaje urbano, no solo como límite geográfico, sino como espacio vivo y recuperado para los vecinos.

Además, el programa tiene un costado pedagógico: busca acercar a la comunidad la importancia de la flora nativa y la relación de los árboles con la calidad de vida urbana.

Talleres, charlas y visitas guiadas forman parte de las actividades complementarias que se desarrollarán en el marco de la iniciativa, con la intención de que los vecinos no solo participen de la plantación, sino que también se conviertan en guardianes del nuevo arbolado.

La Agenda Ambiental 2030/2050 de la Ciudad también se refleja en este proyecto. Al apostar por la infraestructura verde autóctona, se procura disminuir la huella de carbono, mejorar la resiliencia urbana frente al cambio climático y garantizar hábitats sostenibles para la fauna local.

La visión de largo plazo es clara: transformar al Riachuelo en un corredor ecológico que conecte diferentes áreas protegidas y potencie la biodiversidad en la Ciudad.

Plantando 650 árboles nativos en el Riachuelo, la Ciudad no solo celebra el Día del Árbol, también apuesta a un futuro más verde, resiliente y saludable.

La forestación, que alguna vez fue un gesto simbólico, hoy es una política concreta que busca reconciliar a los porteños con su río y con la naturaleza que los rodea.

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