Desmantelan una organización de falsificadores de Patentes

Después de seis meses de seguimiento encubierto, la Policía de la Ciudad desarticuló una organización delictiva dedicada a fabricar y comercializar chapas patentes falsas.

La banda operaba con una estructura sofisticada: producción en Córdoba, distribución en Buenos Aires y un punto de venta en una galería céntrica de la capital.

Fue una investigación meticulosa y paciente, que nos permitió llegar hasta el origen de una maniobra que afecta directamente a la seguridad vial y a la trazabilidad de los vehículos, explicaron fuentes de la División Delitos Tecnológicos Complejos de la Policía de la Ciudad, encargada de la pesquisa.

Durante medio año, la Sección Relevamiento en Investigaciones Complejas siguió el rastro de una red que ofrecía chapas patentes ilegales a través de un sitio web y un local comercial en una galería del microcentro porteño.

Lo que en apariencia parecía una simple falsificación artesanal escondía una logística bien organizada, con fabricación a gran escala, envíos por courier y puntos de entrega en diferentes ciudades.

Las réplicas eran casi idénticas a las originales emitidas por la Dirección Nacional de los Registros Nacionales de la Propiedad Automotor y Créditos Prendarios (DNRPA).

Los investigadores detectaron que las patentes apócrifas incluían tanto las versiones vigentes como las anteriores, adaptadas para autos y motocicletas. Su precisión y calidad permitían que pasaran inadvertidas en controles vehiculares, algo que preocupó a las autoridades.

El caso comenzó con una denuncia anónima que alertaba sobre la posibilidad de adquirir patentes por internet “sin papeles y con entrega inmediata”.

A partir de ese dato, los agentes iniciaron un trabajo de rastreo digital que los llevó hasta una página web registrada con datos falsos, aunque el sistema de pagos sí dejaba huellas verificables.

Tras analizar las transacciones y las direcciones IP involucradas, se detectaron conexiones entre Buenos Aires y Córdoba, lo que permitió establecer la ruta delictiva.

Con la intervención de la Fiscalía N° 35 Especializada en Delitos Complejos, los investigadores confirmaron que la fabricación se realizaba en un taller ubicado en Esquiú al 900, en el corazón de la capital cordobesa.

Allí, bajo la apariencia de un local gráfico, los operarios producían las chapas utilizando moldes industriales, prensas hidráulicas y materiales reflectivos similares a los oficiales.

El allanamiento, autorizado por el Juzgado Penal, Contravencional y de Faltas N° 30 a cargo del Dr. Juan José Cavallari, permitió secuestrar centenares de placas terminadas y otras a medio proceso, junto con herramientas, tintas, cuñas metálicas y computadoras con diseños digitales de patentes.

Participaron del operativo la Policía de la Ciudad, la Policía de Córdoba y la Policía de Seguridad Aeroportuaria, que brindó apoyo técnico y logístico.

En el lugar fueron detenidos dos propietarios y un empleado, acusados de violar los artículos relacionados con la falsificación de documentos públicos.

Según las primeras estimaciones, el taller habría producido más de 1.000 patentes apócrifas en el último año, muchas de las cuales ya circulaban en distintos puntos del país.

Simultáneamente, otro grupo de agentes allanó la galería porteña donde se realizaban los encargos y las entregas.

Allí se hallaron modelos a color que funcionaban como catálogo y documentación con los pedidos de clientes.

En Quilmes, por su parte, se desbarató un segundo punto de distribución, donde se recibían los paquetes enviados desde Córdoba mediante empresas privadas de mensajería.

Las fuentes judiciales indicaron que el objetivo de la organización era abastecer a un mercado negro creciente, donde las patentes truchas se utilizan para autos robados, vehículos que evaden infracciones o que operan en maniobras delictivas.

El valor de cada chapa oscilaba entre los 25.000 y 40.000 pesos, dependiendo del modelo y el tipo de vehículo.

Expertos en seguridad vial remarcan la gravedad del caso: “Cada patente falsificada representa una amenaza para el sistema de control vehicular.

Un auto con identificación adulterada puede participar en delitos, atropellos o fugas sin posibilidad de rastreo.

Es un golpe directo al sistema de trazabilidad del parque automotor argentino”, sostuvo un especialista consultado.

En los últimos años, el mercado ilegal de patentes ha crecido en paralelo al aumento de los robos de vehículos y autopartes.

Según datos de la Asociación Aseguradora de Automotores, en 2024 se registró un incremento del 18% en la detección de vehículos con identificaciones apócrifas.

Las fuerzas de seguridad atribuyen esta tendencia a la mayor sofisticación de las falsificaciones y al uso de redes sociales para comercializarlas.

El Ministerio de Justicia y Seguridad porteño celebró el resultado del operativo, calificándolo como “un avance contundente en la lucha contra el delito tecnológico y la falsificación documental”.

También anticipó que se intensificarán los controles en talleres gráficos y sitios web sospechosos, con el objetivo de prevenir nuevos focos de producción ilegal.

Este operativo no solo frenó una red que operaba con total impunidad entre Córdoba, Quilmes y Buenos Aires, sino que expuso la fragilidad de los mecanismos de control en la trazabilidad automotor.

Mientras la investigación continúa para determinar la red de compradores y posibles cómplices, el caso marca un precedente en la persecución del delito tecnológico aplicado al transporte. Un recordatorio de que la legalidad de una simple chapa puede esconder, a veces, una compleja maquinaria delictiva.

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