Jorge Macri sumó mil policías y refuerza la seguridad porteña

La Ciudad de Buenos Aires sumará mil nuevos efectivos policiales en las calles antes de fin de año, en el marco de un ambicioso Plan Integral de Seguridad que busca reforzar la presencia del Estado frente al delito y garantizar mayor tranquilidad a los vecinos.

El Jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, encabezó este jueves la ceremonia de egreso en el Instituto Superior de Seguridad Pública (ISSP), desde donde se siguen graduando agentes entrenados bajo estándares actualizados y acordes con las necesidades actuales de la prevención.

La jornada, que tuvo lugar en las instalaciones del mencionado instituto ubicado en Santiago de Compostela al 3801, en Parque Avellaneda, marcó un nuevo hito en materia de seguridad para el distrito.

Durante este 2024, ya egresaron 1.600 nuevos policías del ISSP, sumado a otros 900 egresados en junio y los mil recientes, lo que evidencia un crecimiento sostenido que supera los 3.500 agentes incorporados desde el comienzo de la gestión de Macri en la Ciudad.

Una de las claves de este proceso es el uso del sistema NICE, es decir, Nuevos Ingresos con Experiencia, diseñado específicamente para integrar a personal que previamente formó parte de otras fuerzas de seguridad.

A través de un curso intensivo de 240 horas cátedra, se los capacita en materia legal, operativa, física y táctica, con el fin de adaptarlos a la modalidad de trabajo de la Policía de la Ciudad.

El objetivo concreto es aprovechar su trayectoria previa para acelerar los tiempos de incorporación y, como consecuencia, liberar a oficiales que venían cumpliendo tareas en dependencias administrativas o en alcaldías, para que esos puestos sean ocupados por los recién formados.

De esta manera, policías con varios años de experiencia regresan a patrullar las calles, sin perder fuerza operativa.

Este modelo no solo optimiza recursos, sino que aporta una solución eficaz: más efectivos recorriendo barrios donde se registraban delitos recurrentes como motochorros, arrebatos y robos en el transporte público.

Según datos del Ministerio de Seguridad porteño, la presencia policial visible es uno de los factores que más influye en la baja del delito urbano.

La Ciudad ya cuenta con más de 27 mil oficiales activos y el plan proyecta llegar a 2.500 nuevos ingresos adicionales hacia 2027, lo que representa una apuesta a largo plazo.

A su vez, la gestión invirtió fuertemente en tecnología. Se incorporaron armas de baja letalidad, chalecos antibalas con sistema de localización y equipos de comunicación renovados.

También se sumaron patrulleros, motos, cuatriciclos y cámaras que hoy permiten cubrir el 82% del territorio con monitoreo en tiempo real.

Como complemento, se instalaron 350 Puntos Seguros en plazas y estaciones estratégicas, donde cualquier vecino puede activar una alarma conectada al 911 en cuestión de segundos.

Otro eje estratégico es el Anillo Digital, un sistema de lectores de patentes que cuenta con más de 800 pórticos distribuidos en los accesos a la ciudad.

Gracias a esta herramienta, se logró reducir un 40% el robo automotor, ya que permite detectar vehículos con pedido de captura o antecedentes apenas ingresan al territorio porteño.

Esta red de control también facilita el seguimiento de autos vinculados con delitos y funciona como un cerrojo ante situaciones de fuga.

Durante la ceremonia, tanto Macri como las autoridades presentes destacaron el valor de contar con fuerzas especializadas en un contexto económico complejo y con una demanda social creciente en materia de seguridad.

“Hoy la gente reclama respuestas. Nuestra responsabilidad es darles no solo presencia, sino también profesionalismo, transparencia y una policía equipada”, señaló el ministro Giménez.

El Instituto Superior de Seguridad Pública se consolidó como un centro de referencia en formación policial en el país.

Allí no solo se brindan cursos presenciales, sino también capacitaciones constantes en derechos humanos, perspectiva de género, primeros auxilios y resolución de conflictos. Esto forma parte de una visión moderna de la seguridad, que busca combinar acción rápida con contención social.

Como periodista que ha seguido de cerca la evolución de las políticas de seguridad porteña, puedo asegurar que el impacto de estas decisiones se ve cada vez más claro en los números: en lo que va del año, la tasa de robos a mano armada descendió un 18% en avenidas principales como Rivadavia, Corrientes y Córdoba, mientras que el hurto en transporte público bajó un 12% según el último informe del Observatorio del Delito.

No obstante, hay barrios donde aún se registran situaciones críticas, como Flores o Constitución, donde el Gobierno ya empezó a reforzar presencia con operativos conjuntos con la Policía Federal en zonas de alta circulación.

Ante la consulta sobre cómo seguirá el plan, autoridades confirmaron que se continuará incorporando infraestructura y trabajando con inteligencia criminal para mapear zonas calientes.

Además, lanzarán nuevos módulos de formación para el cuerpo de Agentes de Prevención, con foco urbano y comunitario. Se estima que cada patrullero tendrá su cámara corporal integrada con el sistema de videovigilancia central para garantizar la transparencia en las intervenciones.

Si bien la incorporación de mil agentes es una muy buena noticia, el verdadero desafío estará en sostener la presencia policial y reforzar el vínculo con los vecinos, que son quienes aportan información clave mediante canales de denuncia.

La seguridad es un trabajo diario y colectivo, y como cronista no puedo dejar de subrayar que toda apuesta por profesionalizar y modernizar una fuerza merece ser celebrada, pero también monitoreada con responsabilidad ciudadana.

Los próximos meses serán decisivos para confirmar si este fuerte impulso se traduce en calles verdaderamente más seguras, con menos delitos y una convivencia más ordenada para todos los porteños.

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