La Ciudad desarticula redes de manteros en Once
Tras una extensa investigación de cinco meses, la Policía de la Ciudad de Buenos Aires llevó a cabo un megaoperativo en el barrio de Once, afectando a 600 oficiales y realizando 200 allanamientos.
Este operativo buscaba desarticular la venta ilegal y el trabajo esclavo en el área. Jorge Macri, jefe de Gobierno porteño, destacó la importancia de la acción afirmando que en Once “se terminó la joda” y que la policía dio un golpe contundente a la mafia que operaba en la zona.
El ministro de Seguridad, Waldo Wolff, aseguró que los manteros no volverán a ocupar el espacio público recuperado.
El operativo se realizó en colaboración con el fiscal Norberto Tropea y distintas áreas del gobierno, los allanamientos se concentraron en varias parcelas comerciales, donde se hallaron más de 200 bultos de mercadería falsificada.
Wolff enfatizó que no solo se busca liberar las calles de manteros, sino también llegar a los grandes proveedores detrás de estas organizaciones.
La operación en Once es parte de una serie de intervenciones en la Ciudad que incluyen otros barrios como Retiro, Parque Patricios y Constitución, con el objetivo de restablecer el orden y recuperar el espacio público para los vecinos.
La prohibición de los manteros en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) se ha intensificado en los últimos años como parte de una política destinada a regular el uso del espacio público y combatir la venta ilegal.
Los manteros, vendedores ambulantes que ofrecían mercadería en las veredas, eran una presencia común en zonas comerciales como Once, Constitución y Retiro.
Sin embargo, las autoridades locales han implementado operativos para desalojarlos y desarticular las organizaciones que gestionan estas actividades.
Los motivos detrás de la prohibición incluyen el impacto negativo en los comercios formales que pagan impuestos, la competencia desleal, y las malas condiciones de trabajo asociadas a la venta ambulante, que muchas veces involucraba mafias, explotación laboral, e incluso trabajo esclavo.
Las organizaciones de manteros operaban de manera informal, sin regulación ni control, lo que también facilitaba la venta de mercadería falsificada y el contrabando.
Uno de los argumentos principales de las autoridades porteñas es la necesidad de “recuperar el espacio público” para los vecinos, asegurando que las calles y veredas estén libres de obstáculos.
En su lugar, se han promovido ferias legales donde los vendedores puedan operar bajo normas y regulaciones.