Llega una nueva edición de Feria Festiva a Plaza Arenales

La Feria Festiva vuelve a Villa Devoto con una propuesta vibrante que celebra la creatividad, el diseño y el encuentro barrial.

Este sábado 24 y domingo 25 de mayo, de 12 a 20 horas, la Plaza Arenales se transforma en una vidriera cultural con más de 80 emprendimientos que invitan a recorrer, descubrir y disfrutar en familia o con amigos. Entrada libre, espíritu colectivo y una postal porteña que no se suspende… salvo por lluvia.

El espíritu de Festiva es potenciar el talento local y promover una experiencia urbana diferente, donde el arte, el diseño y la gastronomía dialogan con el espacio público, señalan desde el Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana de la Ciudad.

La iniciativa, que forma parte del circuito oficial de ferias porteñas, ya es una cita imperdible para vecinos y turistas que valoran la producción autogestiva y el diseño de autor.

La Feria Festiva no es una feria más: es una plataforma que desde 2015 impulsa a emprendedores independientes a mostrar sus creaciones en un entorno amigable, cercano y diverso.

Este fin de semana largo, su edición itinerante aterriza una vez más en la emblemática Plaza Arenales, epicentro verde de Villa Devoto, con más de 80 stands que conjugan diseño, arte, gastronomía y propuestas para todos los gustos.

El abanico de rubros que ofrece la feria es amplio y cuidadosamente curado: arte e ilustración, decoración, textiles, marroquinería, mobiliario, craft, pastelería artesanal, accesorios, joyería contemporánea, cosmética natural, botánica, jardinería e indumentaria tanto para adultos como para niñas y niños. Se trata de un espacio ideal para quienes buscan productos únicos, hechos a mano, con identidad y compromiso.

Una de las claves del éxito de Festiva radica en su espíritu itinerante: en cada edición se integra a distintos barrios porteños, acercando la cultura creativa a nuevas comunidades.

Desde su incorporación al circuito de Ferias de la Ciudad en 2022, la propuesta ha ganado visibilidad y convocatoria, y ha recorrido espacios emblemáticos como el Centro Cultural Recoleta, el Centro Cultural Borges, el Hipódromo de Palermo, Parque Rivadavia, el Mercado de Pulgas y, por supuesto, Plaza Arenales.

Además de funcionar como vidriera para emprendimientos emergentes, Festiva también busca consolidar el uso activo y disfrutable del espacio público.

La propuesta se convierte en una excusa perfecta para redescubrir la ciudad a pie, compartir con otros y valorar la riqueza de lo hecho a escala humana. “Hay una necesidad real de volver a encontrarnos, de consumir de forma consciente, de apoyar lo local. Festiva es eso: comunidad”, afirma Mariana, una de las expositoras de indumentaria sostenible.

La feria propone una experiencia de paseo relajado y sensorial, ideal para recorrer en familia, con amigos o en solitario, mientras se degusta una buena comida callejera, se conversa con artistas y diseñadores o simplemente se disfruta del aire libre.

Aunque la entrada es libre y gratuita, el valor simbólico de esta iniciativa va mucho más allá del acceso económico: se trata de revalorizar el trabajo artesanal, las economías circulares y el sentido de pertenencia a una ciudad viva y plural.

El cronograma de cada edición suele incorporar además actividades lúdicas y culturales paralelas —desde talleres exprés hasta intervenciones artísticas—, aunque su esencia siempre se sostiene en el encuentro y la promoción del diseño local. Si el clima acompaña, se espera una gran convocatoria. De llover, la fecha se reprogramará, respetando el cuidado de los emprendedores y el público asistente.

Villa Devoto, con su impronta residencial y su aire de barrio jardín, ofrece el marco perfecto para una feria como esta, que conjuga lo estético con lo social.

La Plaza Arenales, un pulmón verde que ya es punto de reunión obligado, se viste de fiesta durante dos jornadas que prometen color, arte y sabor.

Como vecino de la ciudad, asistir a la Feria Festiva siempre me resulta una experiencia renovadora. No sólo por la calidad y variedad de los emprendimientos, sino por lo que significa encontrarse con otros en un espacio cuidado y pensado para disfrutar.

En tiempos donde el consumo se vuelve cada vez más impersonal, volver a ponerle rostro a lo que compramos —y a quién lo hace— es un acto de resistencia creativa. Festiva no es solo una feria: es una celebración de lo posible.

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