La Ciudad activa 400 botones de auxilio directo al 911 en plazas y estaciones
En un nuevo impulso por reforzar la presencia estatal en el espacio público, la Ciudad de Buenos Aires lanzó un programa de “Puntos Seguros” que promete conectar a los vecinos en cuestión de segundos con la Policía de la Ciudad de Buenos Aires (911) desde plazas, parques y centros de trasbordo de todas las comunas porteñas.
Con un simple botón, los ciudadanos podrán alertar sobre robos, accidentes o violencia de género y activar una respuesta policial inmediata, explicaron desde el Gobierno porteño al dar a conocer el sistema.
Desde mayo de 2024, la Ciudad comenzó a desplegar 370 tótems de aviso directo a la fuerza de seguridad en zonas de gran tránsito peatonal.
La meta oficial es alcanzar los 400 dispositivos instalados, distribuidos estratégicamente en cada una de las comunas y en estaciones de subte y Premetro.
El mecanismo es sencillo: al presionar el botón del tótem, se establece en forma automática una comunicación con el 911.
La Central de Emergencias recibe imagen y audio del punto desde cámaras integradas al equipo, y puede identificar al vecino que realiza la denuncia, enviar móviles próximos y activar una sirena o baliza si es necesario.
En términos técnicos, los tótems cuentan con intercomunicador antivandálico, sirena, baliza de identificación y cámaras de video.
El programa aborda una amplia gama de eventualidades: robos de celulares, accidentes de tránsito, desvanecimientos en la vía pública, incendios y también situaciones de violencia de género, ya que la mujer que sufre agresión podrá retirarse de su hogar o buscar resguardo y comunicarse mediante uno de estos puntos.
Este tipo de iniciativas reflejan una tendencia creciente en ciudades de América Latina: reforzar la vigilancia ciudadana y el vínculo directo con la fuerza actuante, “acortando el tiempo entre el hecho y la respuesta”.
En Buenos Aires, la instalación de 370 equipos en poco más de un año representa un fuerte despliegue logístico, que incluye el mapeo de plazas, parques y avenidas con alta concurrencia.
El listado oficial de ubicaciones es extenso: se detallan decenas de plazas, estaciones de subte y rincones de casi todas las comunas, desde la Comuna 1 (Centro) hasta la Comuna 15 (Agronomía-Villa Ortúzar).
Por ejemplo, en la Comuna 1 figura la Plaza Constitución, Av. 9 de Julio e Independencia; en la Comuna 2, la Plaza del Lector (Agüero y Las Heras); en la Comuna 3, Plaza Miserere (Av. Rivadavia y Ecuador); y así sucesivamente.
Esta amplia cobertura apunta a que el vecino se encuentre “a menos de un minuto” de un Punto Seguro en áreas que históricamente han sido foco de múltiples intervenciones de seguridad.
Más allá de la cantidad, el desafío será medir el impacto real:
¿cuántas denuncias se originan, cuántas intervenciones se realizan y cuánto disminuye el tiempo de respuesta?
Desde la Ciudad se consigna que la cámara del tótem transmite al operador del 911 la imagen del ciudadano que realiza la llamada, con lo cual se graban audio y video de la situación. Esto permite que la fuerza actúe con mayor información y, potencialmente, mayor rapidez.
Pero también surgen interrogantes: la confiabilidad del sistema (¿cuántas falsas alarmas se registran?), la cobertura nocturna, la visibilidad de los dispositivos en barrios más alejados y la accesibilidad real para los vecinos que quizás no están acostumbrados a este tipo de tecnología.
En ese sentido, la autoridad porteña deberá informar resultados concretos para ganar la confianza de la comunidad.
Asimismo, la iniciativa plantea un costo operativo y de mantenimiento relevante —cámaras, intercomunicadores, sirenas, balizas— que deberá sostenerse en el tiempo para que el sistema no quede desactualizado o fuera de servicio, lo que debilitaría su propósito.
Por mi parte, considero que este desarrollo representa un avance, pero no basta con la instalación física de los tótems: el verdadero indicador será la articulación operativa entre el vecino, el equipo del 911 y la patrulla que envía la fuerza.
Si esa cadena funciona día y noche, la percepción de seguridad puede mejorar; de lo contrario, correremos el riesgo de generar dispositivos que inspiran más expectativa que resultados.
Además, vale destacar que la localización específica de cada tótem puede contribuir también al fortalecimiento del tejido social en zonas de uso colectivo: parques, plazas y estaciones.
La presencia de ese “botón de auxilio” puede generar no solo una mejora en la respuesta ante incidentes sino también una sensación de respaldo institucional para quienes transitan esas áreas.
La difusión y capacitación del uso del sistema será clave: el vecino debe conocer la ubicación exacta del tótem más cercano, cuándo y cómo usarlo, y qué responder al operador.
Esto implica una campaña de comunicación clara, visible y repetida, especialmente en barrios donde los dispositivos recién están llegando.
Por último, la medida debe entenderse como parte de una política de seguridad urbana más amplia: presencia policial preventiva, mejoras en el alumbrado público, diseño urbano que favorezca la vigilancia natural y la participación comunitaria.
El botón solo no reemplaza al conjunto de herramientas necesarias para garantizar la tranquilidad en la vía pública.
Con los “Puntos Seguros”, la Ciudad opera un puente directo entre la comunidad y la fuerza policial. Ahora, queda ver cuán firme será ese puente y si realmente se convierte en un recurso confiable para todos los vecinos.