Un ex Master Chef abrió un Bar con estilo europeo en el corazón de Villa Devoto
Se trata de un lugar con una ambientación que le hace honor a esos bares de jazz hollywoodenses, donde el protagonista aparecía vestido de smoking y pedía un trago mientras fumaba y escuchaba un contrabajo, abrió Laganini, en pleno Villa Devoto.
Lo bueno es que el Bar no tiene reglas de etiqueta para acodarse en la barra pero ciertos días a la semana, además de beber y comer, se puede disfrutar de una buena música en vivo.
El mismo se encuentra distribuido en tres pisos, cada uno con estilo y propuesta diferente, Laganini es una apuesta grande a cargo del “Master Chef” Alejo Lagouarde, ganador de la segunda temporada del programa televisivo.
En la parte naja se encuentra una barra, un salón central de mesas altas y bajas y, al fondo, un reservado vidriado.
En el otro sector (primero piso), detrás de un espejo, está el Privado, un restaurante con menú por pasos ($1500, incluyendo por ejemplo pulpo a la chapa y carne madurada por 60 días)).
Y para los que les gusta el aire libre, la terraza, el Rooftop Bar, el lugar más relajado, con otra barra y una carta de comidas más sencilla.
Siempre hay una hamburguesa (hoy es de entraña con compota de cebollas, rúcula, queso brie en pan morado y papas especiadas, a $360); una pasta seca italiana; una carne que hasta marzo será un cerdo braseado con cremoso de batatas gratinado con queso azul y criolla ($400); una ensalada y un plato llamado ‘Inspiración’ que varía diariamente.
Las cartas de tragos fueron diseñadas para que las dos barras, planta baja y terraza, tengan identidad propia. En el Rooftop, por ejemplo, salen jarras para compartir como la Pimms’ Cup (Pimms, pepino, lima limón, naranja, menta, $320) y tragos como el Floradora, con gin Gordon’s, lima, frambuesa, almíbar y jengibre ($220), además de clásicos como Negroni ($180) o Penicillin ($200).
En la barra de abajo hay más coctelería de autor, también con algunos tragos para compartir, como la Copa Laganini, que lleva espumante, pulpa de mango, bourbon y rosa mosqueta ($560).
En un barrio donde cada día abre una nueva propuesta gastronómica, Laganini se muestra como un lugar para ser tenido en cuenta.
Laganini Jazz Bar queda en Asunción 4085. Teléfono: 2094-8255. Horario de atención: martes a sábados de 20 a 2; domingos de 18 a 24.
Dicen que las segundas partes no suelen ser buenas. Pero siempre hay excepciones: y ahí está el flamante nuevo local de Vico, el wine bar que brilla desde hace un año en Villa Crespo, para demostrar que las reglas están hechas para romperse.
El nuevo Vico está en Palermo y repite el sistema self-service de vinos por copa de la sucursal original, de Villa Crespo, ahora con una selección distinta de botellas.
Cada etiqueta está dentro de unos dispensers italianos de alta tecnología, donde se puede elegir tanto la etiqueta como la medida que se quiere tomar, desde una copa degustación, media copa o la copa completa.
También la barra tiene una propuesta propia, con cócteles muy bien servidos (desde $145), sangría tirada blanca y tinta elaborada con productos naturales, y el delicioso vermú Lunfa tirado para beber solo o con tónica ($125). A esto se suma una buena variedad de gin&tonics, con opciones de marcas de gin y de agua tónica (la italiana J. Gasco, la inglesa Fentimans y la nacional Santa Quina, desde $180).
Claro que Vico no es sólo bebidas: la propuesta gastronómica acompaña de maravillas, bajo la mirada del chef Julián del Pino.
El lugar cuenta con un cheese bar con quesos elegidos que, junto con los fiambres nacionales e importados, pueden pedirse por peso.
Entre las tapas, hay aceitunas o pochoclos trufados ($95, la ración); entre los platos, un contundente T-Bone grillado y madurado 42 días ($1200 para compartir); una trucha con emulsión de coliflor y tempura ($260) o, -plato estrella de la casa los tagliatelle de semolín con ossobuco y ragoût de hongos de pino ($240 para uno/$360 para compartir). De postre, las peras con Gorgonzola son deliciosas ($140), casi tanto como el flan con espuma de dulce de leche y queso y crocante de miel ($160).
Ubicado en una esquina aún tranquila, Vico demuestra que los mejores vinos, los cócteles y la rica comida pueden convivir bajo el mismo techo.
Vico Wine Bar Palermo queda en Honduras 5799. Teléfono: 4773-2311. Horario de atención: martes a sábados de 18 a 1.
La opción cervecera
Prinston nació en el agite del Oeste, con mucho rock’n’roll y alta birra. Pasaron tres años y Julián García y Nicolás Fucci, amigos con espíritu emprendedor, decidieron desembarcar en Capital con un local en Devoto.
Esta cervecería es una de las pocas que tiene fábrica propia integrada: al mismo tiempo que la gente está bebiendo, al fondo se cocinan las distintas variedades de cervezas en cinco fermentadores que producen cerca de 8000 litros de cerveza al mes. El ciclo completo, en un mismo lugar.
Con cientos de cervecerías abriendo por la ciudad, es difícil destacarse en el rubro. Pero Prinston lo logra con una muy buena selección de cervezas artesanales, tanto propias como de diferentes productores, desde las consagradas Juguetes Perdidos ($150) o Kraken ($100) hasta otras menos conocidas pero igualmente bien elaboradas. También sirven la cerveza alemana de trigo Schöfferhofer ($150) y sus 12 canillas van rotando de propuestas y variantes.
Entre las que más gustan, ahí está la APA (American Pale Ale, $100) y una muy sabrosa NEIPA Aniversario (New England IPA, $100) con buen cuerpo y sutil amargor.
En Prinston también se come: y así como no hay Batman sin Robin, tampoco hay cerveza sin hamburguesa.
En este caso, se trata de la Titán, una hamburguesa de doble carne, doble queso, con bacon y pepinillos ($230).
Para variar un poco las tradiciones, también se puede elegir un Burrito Ortega con lomo, queso, tomate, verdes y pimientos o unos nachos Lentorodríguez con cheddar y guacamole ($190). De postre, los Franui de Rapa Nui, ese fantástico invento de las frambuesas heladas bañadas en chocolate.
Durante el día hay Happy Hour, promos varias y, en el mes de mayo (para ir agendando) tendrá lugar el Extreme Beer Festival.
Los viernes, un DJ copa las bandejas y la música inunda los distintos sectores de un bar que es amplio, cómodo y de techos altos.
Para las noches de calor, lo mejor es la vereda que, afortunadamente, no está muy transitada. Prinston le dio un toque joven a un barrio residencial que también quiere divertirse.
Prinston queda en Concordia 4726. Horario de atención: jueves de 18 a 1; viernes y sábados de 18 a 2.