Crece el uso del multipago y ya lo elige el 35% de los pasajeros

A un año de la llegada del sistema multipago al Subte porteño, la Ciudad celebra un cambio que transformó la manera de viajar: casi 19 millones de transacciones mensuales ya se realizan con tarjetas, celulares y billeteras virtuales, un salto que multiplicó las opciones de pago, abrió la competencia y habilitó descuentos de hasta el 100% sobre el valor del pasaje.

Lo prometimos y cumplimos. Le dimos la libertad a cada usuario de elegir cómo pagar, logramos terminar con el monopolio de la SUBE y abrimos el juego a los privados, expresó el jefe de Gobierno Jorge Macri, al destacar que la competencia permitió sumar beneficios sin incrementar subsidios ni impuestos.

Su mensaje sintetiza un año en el que la experiencia cotidiana del viaje cambió, pero también abrió una discusión más profunda sobre modernización, accesibilidad y eficiencia en el transporte público.

El sistema multipago forma parte del Sistema Integrado de Movilidad Urbana, una estrategia que busca diversificar los medios de acceso al transporte y mejorar la circulación de millones de pasajeros diarios.

Desde su implementación, el 35% de los usuarios del Subte adoptó este mecanismo que permite pagar con tarjeta de crédito, débito, QR, billeteras y dispositivos con tecnología NFC.

En total, desde el lanzamiento se registraron 174.276.453 transacciones con medios alternativos a la SUBE, que continúa habilitada pero ya no es la única vía posible.

Las entidades financieras y las billeteras digitales fueron claves para acelerar la adopción del nuevo sistema: hoy ofrecen descuentos de hasta el 100% del valor del viaje, reintegros semanales, promociones por rubro y beneficios exclusivos para clientes.

Esta dinámica fomentó un escenario de competencia que favoreció directamente a los pasajeros, sin intervención presupuestaria adicional del Estado.

La posibilidad de elegir cómo pagar redujo filas en boleterías, aceleró el paso por los molinetes y simplificó la experiencia para turistas, que ya no dependen de adquirir una SUBE.

Para sostener la demanda, Subterráneos de Buenos Aires instaló 275 nuevos validadores compatibles con múltiples tecnologías y renovó el parque de molinetes en las 90 estaciones de la red.

La modernización apuntó también a mejorar la eficiencia del sistema: validaciones más rápidas, menor tiempo de espera y un control de ingresos más preciso.

Según la empresa, el objetivo es acompañar una transformación que acerque al Subte a los estándares de las principales redes de transporte del mundo.

Javier Ibañez, presidente de SBASE, remarcó el impacto estructural que está teniendo el programa: “Desde el inicio de la gestión estamos trabajando por un Subte más moderno, con mayor confort y tecnología. La incorporación del multipago nos pone a la altura de otras ciudades del mundo, permitiendo al usuario viajar más barato y con más comodidades”.

Sus palabras van en línea con la visión de una red en expansión que se prepara para su próximo gran salto: la Línea F, cuya construcción comenzará el año que viene.

No se trata del único frente de trabajo. La Ciudad avanza con la renovación completa de la flota de la Línea B, la incorporación de 40 nuevas unidades para mejorar la frecuencia en las líneas A y C, y la actualización de sistemas de señales en varios tramos críticos.

Además, se lleva adelante un plan para poner en valor 48 estaciones históricas, todas inauguradas antes de 1945, que requieren intervenciones para adaptarse a los estándares actuales de accesibilidad, iluminación y seguridad.

El modelo multipago, que empezó en el Subte, comenzó también a instalarse en las 31 líneas de colectivo transferidas a la Ciudad por el Gobierno Nacional.

Esa expansión permitirá unificar la experiencia de pago en distintos medios de transporte y evitar que los pasajeros tengan que alternar entre sistemas. La apuesta es clara: movilidad integrada, tecnología al servicio de la convivencia urbana y un marco que incentive mejoras continuas.

Con 112 años de historia, el Subte porteño fue pionero en Latinoamérica y hoy busca sostener esa tradición innovadora.

La modernización tecnológica, la renovación de flota y la ampliación de la red conviven con medidas orientadas al día a día del pasajero, como el multipago, que ya logró modificar hábitos y reducir barreras de acceso.

El primer año del multipago dejó claro que la modernización del transporte no depende solo de grandes obras, sino también de decisiones concretas que simplifican la vida cotidiana.

Con más opciones, más tecnología y más competencia, el Subte porteño se encamina a un modelo de movilidad más ágil, inclusivo y preparado para los desafíos que vienen.

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