Dolor en el ambiente Tanguero, se fue Cachito Castaña

El símbolo del macho porteño, en su versión de “atorrante”, capaz de la hazaña más aplaudida por la barra: Soplarle la mujer al mismísimo Carlos Monzón, en un cinematográfico engaño, escondido en el baúl de un auto.

Así consigna la leyenda que él mismo se encargó de ratificar, en vivo y en directo, en el programa de la otra participante que, más famosa que él y todo, en este caso no alcanzó el status de protagonista.

El portador de las canciones ligeras que vendían en los ’70. El hombre que en sus últimas décadas retomó su condición de figura del espectáculo, y siguió llenando teatros con las mismas canciones. El autor de “Café La Humedad”, ese tangazo.

Y también de “Si te agarro con otro te mato”. El que vivió para refrendar aquello de “el que mata debe morir”, redoblando la apuesta: “saquen al ejército y a los gendarmes a la calle”. Y otra máxima: “Si la violación es inevitable, relájate y goza”.

La figura de Cacho Castaña surgió bien lejos de la marea verde, y una vez que esta se desató, su estrella siguió encendida, orgullosamente al margen. Murió hoy a los 77 años, por un cuadro de neumonía. Se lleva un título que lo honra: fue “Cacho de Buenos Aires”.

Como también contaba en las muchas entrevistas televisivas en las que su figura canchera, su simpatía y su repentismo siempre rendían, había estado varias veces al borde la muerte.

La última, grave, en 2014, y antes en 2009, con largas internaciones y cuadros de bronquitis aguda y edema pulmonar. En 2005 le habían realizado una angioplastia coronaria.

Achacado y todo, pero de porte siempre impecable a su modo, con cada “regreso” alimentaba su figura: “Hice lo prohibido en exceso”, daba título para contar que ya no fumaba tres atados por día.

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