Un filme francés con Nahuel Pérez Biscayart ganó el Gran Premio del Jurado
Una de las ganadoras de la jornada fue “120 battements par minute” -de Robin Campillo- que consiguió la estatuilla del Gran Jurado del Festival de Cannes y está protagonizada por el actor argentino, Nahuel Pérez Biscayart, que compone a Sean Dalmazo, un joven que tiene HIV y lidera con otros amigos el movimiento Act Up Paris que lucha por conseguir que los laboratorios no demoren las investigaciones para encontrar una cura al sida, en los años ’90.
Biscayart lleva cinco años trabajando en Europa donde ya filmo “Je suis à toi” de David Lambert, “Grand Central” de Rebecca Zlotowski, “Becks letzter Sommer” de Frieder Wittich, “Stefan Zweig: Farewell to Europe” de Maria Schrader.
Este año además lo esperan los estrenos de “Si tu voyais son coeur” de Joan Chemla , junto a Gael García Bernal y Marine Vacth, y “Au revoir là-haut”, dirigida y protagonizada por Albert Dupontel.
A la espera de atravesar la alfombra roja mañana, el actor aplaudido por “El aura”, “La sangre brota”, “Cerro Bayo”, y miniseries como “Hermanos y detectives”, “Epitafios” y “El puntero”, que ya recibió un Cóndor de Plata por “Tatuado” y ahora es candidato al mismo premio por su trabajo en “Lulú”, de Luis Ortega, conversó con Télam en un bar de la Croisette.
En una charla con Télam en Cannes luego de la presentación del filme, Pérez Biscayart, explicó que “si bien navega en un contexto político, de exaltación de la lucha, en la que sus personajes dan todo por la causa, ese no es el único eje. Tiene muchas capas y se mete en la intimidad de los personajes. Es un gran cuerpo colectivo compuesto por muchos personajes que viven su implicación en la lucha de maneras muy diferentes, cada uno con sus motivaciones personales”.
“Desde lo personal, admiro a los que han transformado sus dolores en luchas colectivas, que han dado todo por transformar la realidad sin siquiera saber si vivirían para disfrutar de sus logros”, dijo y recordó su lucha en Argentina en favor de los celíacos.
“Se remonta incluso más atrás que eso. A todas las marchas que fui desde que tengo memoria, a caballito de mi padre, a upa de mi madre, agarrado fuerte de mi hermana. Recuerdo ser niño en todas esas manifestaciones, en las que por mi altura no llegaba a registrar las caras, pero sentía el clamor, la unión de los gritos y los cuerpos, el calor, el avanzar colectivo. Toda esa energía sólo existe cuando uno es parte de la masa, cuando ve en el otro su lucha personal replicada y fortalecida”, expreso el actor argentino.