La Ciudad resistió una tormenta histórica sin inundaciones
En menos de 24 horas, la Ciudad de Buenos Aires soportó una tormenta que dejó casi el doble de agua que el promedio mensual de mayo, pero no se inundó.
Con más de 2.300 agentes desplegados en un megaoperativo preventivo y de emergencia, el Gobierno porteño logró evitar anegamientos graves y salió al rescate de municipios bonaerenses colapsados por la misma tormenta.
Tuvimos una tormenta poco habitual y muy fuerte, cayeron más de 170 milímetros, en algunos barrios hasta 190.
Y la Ciudad aguantó bien, dijo el jefe de Gobierno, Jorge Macri, desde el Centro Único de Coordinación y Control (CUCC) en Chacarita, donde monitoreó el operativo junto a su equipo. La respuesta integral abarcó desde arbolado y limpieza urbana hasta rescates y asistencia humanitaria.
El fenómeno climático sorprendió por su intensidad: en menos de un día llovió más del doble del promedio mensual de mayo, y pese al volumen, las calles porteñas no se vieron anegadas.
Esto fue gracias a una planificación precisa y un despliegue de más de 2.300 trabajadores del área de pluviales, higiene urbana y arbolado que, antes, durante y después de la tormenta, ejecutaron tareas de prevención, limpieza y respuesta rápida.
Según datos provistos por los pluviómetros distribuidos en los distintos barrios porteños, la lluvia superó los 170 milímetros, con picos de hasta 190 en algunas zonas. Para tener una idea, el promedio habitual de precipitaciones para mayo ronda los 85 a 90 milímetros.
En este contexto, la Ciudad se preparó con antelación: activó el protocolo de emergencia ante tormentas fuertes, coordinado desde el CUCC, e involucró a áreas como Defensa Civil, Guardia de Auxilio y Emergencias, Bomberos, Policía de la Ciudad y el Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana.
El sistema pluvial porteño, sometido a esta prueba de estrés hídrico, respondió. Según datos oficiales, se atendieron 163 incidencias, en su mayoría obstrucciones de sumideros que fueron resueltas rápidamente por cuadrillas especializadas.
Además, se realizó el monitoreo constante de 32 pasos bajo nivel y se activaron las salas de bombas, los grupos electrógenos y los sistemas hidráulicos y eléctricos instalados para drenar el agua eficientemente.
En cuanto al arbolado, se registraron 28 reportes por caídas de ramas o árboles en situación de riesgo, todos canalizados a través de los sistemas de atención ciudadana como la línea 147, el chatbot Boti o la web BA Colaborativa.
Más de 150 agentes trabajaron en cuadrillas para resolver estas emergencias, muchas de ellas ocasionadas por los fuertes vientos que acompañaron a la tormenta.
La Ciudad no solo se ocupó de su territorio: también extendió la mano a municipios bonaerenses que quedaron en emergencia. Jorge Macri confirmó que están asistiendo a localidades como Campana y Zárate con ropa de abrigo, colchones, frazadas y hasta botes a motor.
“Hay gente en los techos esperando ser rescatada y se espera más lluvia esta noche, así que estamos tratando de actuar rápido”, sostuvo el mandatario. El operativo solidario busca no solo contener sino anticiparse a nuevas complicaciones.
Parte del éxito de la respuesta porteña reside en el mantenimiento permanente que se realiza del sistema pluvial.
El Gobierno de la Ciudad limpia regularmente más de 30.000 sumideros, controla más de 840 kilómetros de conductos subterráneos y mantiene 10.000 bocas de registro, fundamentales para la desobstrucción de los desagües. A eso se suman obras de adecuación y saneamiento de los arroyos que cruzan el subsuelo porteño y que son vitales en episodios de tormentas intensas.
“El mantenimiento es constante. La limpieza de los sumideros y la adecuación de los arroyos porteños es una tarea silenciosa, pero esencial para evitar inundaciones”, explicó el ministro de Espacio Público e Higiene Urbana, Ignacio Baistrocchi. En línea con esto, se han fortalecido las tareas de monitoreo con sensores y cámaras que permiten detectar taponamientos o desbordes en tiempo real.
Otro factor clave fue la integración de las 15 comunas al operativo. Cada una activó su equipo local para colaborar con las tareas de limpieza, control de arbolado y relevamiento de daños.
Esta descentralización permitió una atención territorial más rápida y eficaz, sumando el conocimiento específico de cada zona por parte de los trabajadores comunales.
La respuesta también incluyó agentes de tránsito y orden público que colaboraron para evitar siniestros y ordenar el flujo vehicular en medio de la lluvia.
Se dispusieron cortes preventivos en pasos bajo nivel donde el agua se acumuló momentáneamente, mientras se activaban las bombas de drenaje.
La comunicación con los vecinos fue otro eje del operativo, a través de alertas en redes sociales, mensajes en Boti y asistencia por parte del personal en las calles.
En medio de un contexto climático cada vez más impredecible y extremo, la Ciudad de Buenos Aires apuesta a un modelo de gestión basado en la anticipación, la coordinación y la inversión en infraestructura y recursos humanos.
Así lo expresó Macri: “Estamos enfrentando eventos climáticos cada vez más intensos. Por eso, además de estar preparados, es fundamental mantener la inversión en obras, en tecnología y en personal capacitado. Y también ser solidarios con quienes más lo necesitan, como lo estamos haciendo con los municipios bonaerenses”.
Como periodista y vecino de esta Ciudad, presenciar este tipo de respuestas organizadas y efectivas es alentador.
Frente a una tormenta histórica, la planificación, el trabajo en equipo y la solidaridad demostraron que es posible enfrentar eventos extremos sin caer en el caos. Y lo más importante: sin dejar a nadie atrás.